Con las
últimas noticias de la llegada de un complejo robot a Marte y sus
espectaculares fotografías desde su superficie, ya casi nadie se acuerda de que
hace bien poco, en 2011, la sonda espacial “Messenger” ha sido el primer artefacto humano que ha
logrado colocarse en órbita del planeta Mercurio y desde entonces no ha dejado
de enviar a la tierra datos importantísimos sobre la naturaleza de este planeta
cercano al sol, algunos de los cuales han dejado estupefactos a los científicos
evolucionistas de la NASA y de la Johns Hopkins University, principales
implicados en la investigación. Poco se
comenta estos hallazgos porque no son los que ellos esperaban encontrar.
Mercurio, al estar tan cercano al sol, es un planeta
sometido a un fortísimo calentamiento, así como a un continuo bombardeo de
micrometeoritos, condiciones extremas de radiación y viento solar,… de tal
manera que los evolucionistas habían anticipado que este planeta era como una
especie de bola de ceniza carbonizada.
Pero algo muy distinto es lo que ahora se empieza a descubrir.
* Oquedades azules
A lo largo
de muchos kilómetros, la superficie de Mercurio aparece salpicada de erupciones
de formas irregulares, que no son de origen volcánico sino procedentes de
diversas emisiones, algunas de ellas son
brillantes, con halos azulados, que los
científicos han dado el nombre de ‘huecos
azules’ (“Blue hollows”), y que tienen toda la apariencia de ser muy
recientes pues no llevan incorporados las marcas de cráteres de impacto. Los
científicos piensan que esos huecos se forman por la fragmentación de la
superficie allí donde se escapan de las rocas materiales volátiles (sustancias
vaporizadas). Los huecos más brillantes
se encuentran todavía activos emitiendo vapores, mientras que los opacos parece
que han extinguido ya su volatilidad. El análisis de las imágenes y una
estimación de la velocidad a la que las oquedades pueden estar creciendo lleva
a la conclusión que alguna de ellas, las más brillantes, se están formando todavía
hoy1.
Ver imagen de
la NASA en alta resolución:
Estos huecos azules aparecen tanto sobre la
planta interna, como en el pico central, o sobre la terraza de los cráteres. Los impactos de meteoritos generan un intenso
calor sobre la región afectada lo que produce la fusión de las rocas de la
sub-superficie, lo que se propaga por
sus inmediaciones formando una banda de roca fundida en la región del cráter. Dentro
de esta banda las substancias volátiles se separarían en sus distintos
componentes, y finalmente aflorarían al exterior formando huecos azules2.
La presencia de depósitos volátiles activos
significa que los cráteres de impacto no pueden tener una edad de millones de
años, porque su actividad ya debería haber finalizado hace eones, es esto lo
que ha dejado perplejos a los científicos evolucionistas.
* Campo magnético
Entre los años 1974-75 la sonda espacial Mariner X ya había detectado un campo
magnético en Mercurio, lo cual dejó en entredicho lo defendido por los
evolucionistas, pues para ellos si un pequeño planeta como Mercurio tuviera
millones de años entonces no debería manifestar campo magnético. Y para ellos fue también un asombro cuando
en 2011 la Messenger midió la
intensidad de este campo magnético y se comprobó que había decrecido en un 7,8
% respecto al medido en 19753. Un decremento verdaderamente
espectacular, y de cualquier manera que
se contemple esto convierte en imposible una edad de millones de años para
Mercurio.
* Composición química.
Para las teorías sobre la formación planetaria que
hacen los evolucionistas en el planeta Mercurio los elementos que se vaporizan
fácilmente (como el H, O, C y S) así como sus compuestos, los hidrocarburos,
deberían ser muy escasos o completamente ausentes, pues su cercanía al sol los
hace desvanecer con suma facilidad. Sin embargo, la Messenger ha detectado estos materiales en cantidades enormes,
proporcionalmente tanto como 10 veces (o quizás hasta 20 veces) lo que hay
presente en la Tierra.
Así que
todas las teorías sobre la formación de Mercurio se les han venido abajo. Ya no
sirven las teorías del impacto, ni las de la condensación lenta, etc. La
mayoría de ideas preconcebidas sobre la química de Mercurio son inconsistentes
con los datos encontrados recientemente en el planeta. Sin embargo, la
presencia de material remanente volátil en un planeta caliente no presenta
ningún tipo de dificultad para un sistema solar de 6000 años de edad.
* Depósitos de hielo.
Desde hace tiempo los científicos se han
venido preguntando si unas curiosas placas cerca de los polos de Mercurio, que
reflejan brillantemente las señales de radar, son verdaderamente depósitos de
agua congelada. Estas marcas brillantes
ya se habían detectado hace décadas utilizando radiotelescopios gigantes desde
la tierra, así que la expectación era máxima. Cuando la Messenger rastreó a fondo la superficie de Mercurio, se observó que
las placas brillantes correspondían a áreas de permanente sombra alrededor de
los cráteres, lo cual reforzaba la hipótesis del agua congelada. Y además
cuando se analizó la composición de esas placas con el espectrómetro de neutrones
abordo del Messenger se detectó la presencia de hidrógeno4, con lo que queda casi confirmado que estén
formadas de agua helada.
Puede verse
una fotografía de estas marcas brillantes en:
Pero sería
lógico pensar que incluso las porciones de suelo de los cráteres en permanente
sombra reciben algo de luz y calor reflejada de sus paredes, entonces surge la
cuestión de cómo es posible que el hielo congelado permanezca en este estado
durante tanto tiempo en condiciones tan adversas. Son tres los factores que afectan a la
retención del agua en un cráter: I) Su cercanía
al polo; II) Su tamaño; III) La
presencia de algo que cubra el hielo. En el caso de Mercurio, los depósitos de
hielo aparecen incluso en pequeños cráteres de menos de 10 km de sección, así como en
cráteres tan distantes del polo como la latitud 67º (¡a un cuarto del ecuador!). Es cierto que muchos de los depósitos de
hielo se hallan cubiertos de material opaco, sin embargo se trata de
hidrocarburos asimismo volátiles. Según
los científicos5, los cráteres pequeños (75º) conteniendo esos depósitos brillantes al radar se encuentran desafiando al ambiente térmico, es decir, incluso estando a la sombra y con una banda aislante encima es dificil su pervivencia durante un año, entonces imaginad lo que pued suponer su existencia durante millones de años en un planeta cuyas temperaturas diurnas son capaces de fundir al plomo.
En resumidas
cuentas, los datos que se están recibiendo de Mercurio no están en conformidad
con las teorías evolucionistas y con las hipótesis de formación planetaria que
se explican en los libros de texto. La suposición de un sistema solar muy joven
es más consistente con esos datos.
Más información sobre las anomalías de Mercurio se puede encontrar en:
* creation.com/mercury
En cuya información se basa el presente post.
NOTAS:
1. Mercury not like others planets, Messenger finds,
Carnegie Institution for Science.
2. Vaughan,
W.M. et al. Hollow-forming layers in
impact craters on Mercury: massive sulphide or chloride deposits formed by
impact melt differentiation?. 43rd LPSC.
3. Humphreys,
R., Mercury magnetic field is fading fast –latest data confirm evidence for a
young solar system. Creation
26(4):36-39, 2004.
4. Lawrence , D.J. et al., Hydrogen at Mercury’s north
pole ? Update on Messenger neutron measurements, 43rd LPSC.
5. Chabot, N.L. et al. Craters hosting radar-bright deposits in Mercury’s
north polar region. 43rd LPSC.Más información sobre las anomalías de Mercurio se puede encontrar en:
* creation.com/mercury
En cuya información se basa el presente post.