Todo parece como si defender, aquí en España, el Creacionismo desde la fe católica fuese una tarea inaudita. Yo buscando por Internet no he podido hallar ni una sola dirección española con esta pretensión. Los mismos católicos tachan de "fundamentalista" a quien toma literalmente el Génesis para explicar el origen del mundo, sin darse cuenta que la doctrina católica es intrínsicamente fundamentalista porque se basa en verdades invariables y eternas, tanto de la Biblia como de la Tradición y el Magisterio. En la web he leído cosas como ésta: «Yo no creo en absoluto, ni ningún católico con una mínima formación, en un Creador que estableció una tierra completa, con todos los animales, plantas, etc.» Si esto lo dice un católico qué cosas dirán los ateos-agnósticos contra los que defendemos el Creacionismo desde una postura radical y fundamental. Evidentemente no debemos sorprendernos cuando seamos blancos de la censura, burla o persecución. Ese día debemos alegrarnos y regocijarnos porque el Señor ha prometido, para estos casos, una gran recompensa en los cielos (Mt 5,12).
Uno de los argumentos principales que esgrimen los evolucionistas es «La evolución es científica, pero el creacionismo es religión». No debemos negar que el creacionismo tenga una componente religiosa, si por religión entendemos el acto de servir, glorificar y dar culto a Dios; sin embargo, dicho argumento es doblemente falso, a) porque el creacionismo se basa en las mismas ciencias que el evolucionismo, salvo que un creacionista utiliza varias ciencias más, como la metafísica, la teología natural, la exégesis bíblica... b) el evolucionismo es también religioso en el servicio de sus propios dioses, tales como la Naturaleza (con mayúscula), Gaia y el 'método científico' del neopositivismo.
El creacionista católico cree que la Ciencia tiene su origen y fin en Dios, quien ha dejado plasmadas sus huellas en la naturaleza, y pueden, por tanto, ser rastreadas. Además Dios, inspirando a hombres, ha dejado escritas en la Biblia verdades, que de otra manera hubiesen sido inaccesibles al hombre, y esta Revelación se la ha confiado a la Iglesia , para que dentro de ella sea interpretada de una manera inerrable (sin posibilidad de error), y con ayuda de la Tradición. Pues bien, aquí tenemos el Primer Principio del Creacionismo: «Deben estar en concordancia las conclusiones de la Ciencia con las de la Revelación». Obviamente sería una contradicción si Dios indicara una cosa por las leyes de la naturaleza, y afirmara otra distinta por la Revelación. Pero aquí hay que hacer una precisión: Las leyes de la naturaleza son de dos tipos, I) leyes físicas, II) leyes morales. Mientras que las de tipo I hacen referencia a cómo se conduce el universo, las de tipo II se refieren a cómo debe conducirse el hombre. Las de tipo I son inviolables para el hombre (no para Dios), pero las de tipo II no deberían ser violadas por el hombre bajo ninguna circunstancia (lamentablemente se violan). Los científicos modernos no consideran estas últimas como normas objetivas, y desconocen que no son un convenio humano sino procedentes de Dios, y son "la expresión del Bien para la persona humana".
No es casual que el evolucionista militante suela ser un oponente de la Iglesia, pues las ideologías revolucionarias han utilizado la evolución como un arma contra ella. Sus poderosos medios de propaganda han venido presentando la evolución como una 'liberación' del hombre, o como una lucha entre David y Goliat, en el que el pequeño y débil (Darwin, Copérnico, Einstein,...) derriba al poderoso enemigo (la Iglesia católica), en una visión que las mentalidades inmaduras de los jóvenes son muy propensas a aceptar sin discusión. Y esto a los evolucionistas anti-religión les ha funcionado en su batalla, asi por ejemplo, en una encuesta realizada a jóvenes estudiante del Reino Unido, se obtuvo que el 40% fundaba su ateísmo en «el desacuerdo entre aquello que aseguran los científicos sobre el mundo y lo que está escrito en la Biblia». Aparentemente el razonamiento de estos jóvenes parece de una lógica incontestable, pues si los científicos proclaman que el hombre desciende del simio y en Génesis 1-2 está escrito que Dios lo moldeó del barro (agua+tierra) y le insufló el alma; son dos explicaciones contrapuestas. Si los científicos claman que la tierra tiene millones de años, con unas especies evolucionando hacia otras –incluida la humana– y Génesis 1-2, así como toda la Patrística y la Iglesia aseguran que Dios creó ex nihilo cada especie ya finalizada hace sólo unos seis milenios, son explicaciones obviamente contrarias. Si los científicos claman que la tierra gira en torno del sol, en cambio la Biblia y toda la Tradición de la Iglesia asegura lo opuesto, estamos ante posturas completamente contrarias. La imprudencia de esos jóvenes está en confiar cándidamente en opiniones falibles ( la opinión evolucionista) y despreciar un conocimiento inerrable (el de la Biblia, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia).
Yo veo al evolucionismo militante como un movimiento que va más allá de la "Evolución de Darwin", pues comprende también al neopositivismo, heredero del tenebroso 'círculo de Viena', que mantiene como incuestionable la Relatividad de Einstein, el sistema heliocéntrico de Copérnico y la teoría del Big Bang. El paraíso fantástico del ateísmo, todo es relativo...nada es absoluto (ni siquiera la moral).
El moderno evolucionismo es un dogma del ateísmo militante muy difícil de desmontar, precisamente porque implica un conglomerado de ramas de la 'ciencia' neopositiva conjuradas para mantenerlo, contra viento y marea, a flote. En 1905, al dar un resultado negativo el experimento de Michelson-Morley (y otros similares) todo indicaba que la Tierra estaba inmóvil en el universo. Entonces el ateo Einstein fue "aupado". Fijaos bien la incongruencia: DATOS OBSERVACIONALES: «No se detecta velocidad de la Tierra respecto al éter»; CONCLUSIÓN 'LÓGICA' DE EINSTEIN : « (1) no hay éter, (2) la velocidad de la luz es constante en todos los S. I., (3) el tiempo se dilata, (4) las longitudes se encogen, (5) no hay movimientos absolutos, (6) aparecen todas las paradojas de la Relatividad, (7) la física se convierte en un aparato matemático cuyas conclusiones van contra el sentido común ...». Todo con tal de no reconocer que el sistema de Copérnico es erróneo y haya que volver al geocentrismo. Luego, Einstein establece sus "ecuaciones de campo (TGR)" y se encuentra que las matemáticas le dicen que el universo se expande. En 1929, E. Hubble y M. Humason, trabajando en el observatorio de Monte Wilson, descubren un desplazamiento "hacia el rojo" (redshift) de las galaxias. Hay más de una explicación posible para este redshift, el desgaste de la luz, el efecto Doppler... Pero a los que defendían la causa del ateísmo, la evolución y el Big Bang les interesaba que fuera el efecto Doppler y la expansión del cosmos, por eso condenaron a Humason –que se oponía a esta interpretación– al ostracismo, y muchos astrofísicos honrados que se oponían también, como H. Arp, fueron marginados por un incipiente oscuro poder, "la ciencia nueva". Años después se descubre la radiación de fondo de 3º K, varias posibles explicaciones se planteaban, pero una sola les servía a ellos, que esa radiación fuese "el remanente del Big Bang", así el evolucionismo avanzó, a golpe de "premios Nobel", un paso más. También se podría hablar de reuniones, de acuerdos secretos entre astrofísicos, cosmólogos, paleontólogos, geólogos –con el "ateísmo" como causa común–, es decir, aunque las ramas de la ciencia se presentan como concordantes, un análisis más a fondo (pero dificilísimo de hacer) descubrirá que ellos se han conjurado para que esto aparezca al público así.
Génesis 1-3 es una descripción científica de la Creación «ex nihilo sui et subiecti», tal como lo mantiene la Teología Natural católica. Aquí interpretamos literalmente Gen 1, esto es, los días descritos son de 24 horas de duración, tal como es defendido por san Basilio, san Gregorio de Nisa, san Ambrosio, san Efren el Sirio, san Ireneo y casi todos los Padres de la Iglesia.
jueves, 28 de enero de 2010
lunes, 25 de enero de 2010
Crear "ex nihilo"
Dios creó al Cosmos "ex nihilo" , es decir, desde la nada. No de otra manera puede uno imaginarse que Dios procediera a la creación del universo , sólo desde la nada absoluta. Para analizar y discutir este evento, la aparición de algo desde la nada, la ciencia moderna, en concreto la Cosmología, se ha basado en dos tipos de ideas metafísicas: el ateísmo del Neopositivismo dogmático y el deísmo de la filosofía helenista clásica y de los filósofos cristianos protestantes. Lamentablemente es muy poco conocida la doctrina filosófica establecida por Santo Tomás de Aquino, la cual aparece mucho más lógica y coherente que todas aquellas.
Crear ex nihilo, es para Santo Tomás de Aquino algo infinitamente superior a producir un "Big Bang" con capacidad de producir el espacio-tiempo, la radiación energética primigenia y los elementos fisico-químicos neutros que producen un cosmos. Para Santo Tomás de Aquino "crear ex nihilo" es dar el ser a las criaturas. Lo cual es infinitamente superior a hacer existir, pues el ser de la cosa incluye la esencia, la naturaleza, el principio y la finalidad de la cosa, así como ser introducida la cosa en la necesidad del mantenimiento en su existencia y en su gobierno para que ésta llegue a alcanzar el fin para el que ha sido creado.
La analogía clásica del deísmo es la del reloj y el relojero: alguien ante un reloj piensa para sí «este objeto ha sido fabricado por un relojero», análogamente ante el universo piensa que ha sido creado por el Creador. Pero esta imagen se detiene ahí, el deísta no piensa que el relojero esté oculto, siguiendo la marcha de ese específico reloj, enviando a un criado para que le dé cuerda, ocupándose del engrase de los engranajes, ahora dejándole parar, luego aportándole cuidados especiales, luego sufriendo porque se retrasa, ...
La imagen de creación de Santo Tomás, va muchísimo más lejos que cualquier mente cartesiana haya podido imaginar nunca. En ella aparece el concepto de gobierno divino de las cosas. Todas las cosas tiene su finalidad dentro de la estructura global. A la bondad divina le corresponde no sólo dar existencia, sino llevar hasta la cima del fin a todas las criaturas. Esto se opone frontalmente a quienes piensan que todo o una parte del universo esté entregada al azar absoluto.
El primer efecto del gobierno es la conservación de las criaturas en el ser, es decir, el mantenimiento de su subsistencia, pues la criatura no tiene una subsistencia intrínseca, es decir, no tiene su propio ser en sí. El hombre, por ejemplo, en este universo físico no es poseedor de su subsistencia: existe hoy, pero mañana podría no existir. Su subsistencia es externa a él, le viene de Dios mismo. La criatura, por tanto, no sólo tiene una dependencia divina de su generación sino de su ser como tal. Pero Dios no sólo mantiene en el ser a las criaturas, también interviene en su actividad. Debido a los atributos positivos de Dios el universo que ha creado tiene por finalidad el Bien, la Bondad, la Belleza, ... y Dios intervine íntimamente en el universo como un todo, y cada cosa contenida en él, para que esto sea así. Los humanos no solemos entender esto, nos quejamos de que haya violencias, catástrofes, enfermedades, ... que ciertamente son un "mal", una aparente ausencia de bien, pero el nuestro es un enfoque limitado por: a) considerar sólo el bien parcial y no el global, b) considerar sólo un tiempo localizado y no la duración total, c) considerar sólo los aspectos corporales del hombre cuando el hombre es un compendio de cuerpo y alma, etc.
La distinción entre Dios y la criatura es lo que fundamenta esa intimidad Dios-criatura, porque implica el no hallarse ambos, ni sus correspondientes actividades, en el mismo plano. En la actividad humana Dios es causa primera, el hombre causa instrumental. A veces, el hombre se hace rebelde a esta dependencia, y combate el orden establecido. Estamos en un universo estructuralmente ordenado, pero muy frecuentemente nosotros somos los elementos desordenadores. Las criaturas del cosmos están ordenadas unas hacia otras, los menores hacia los mayores, así por ejemplo, los minúsculos roedores están aquí para ser presa de las aves rapaces, el pez chico para ser presa del pez grande, etc. Pero globalmente todas las criaturas se ordenan naturalmente hacia el hombre, y el hombre hacia Dios.
Pero todavía hay muchos más aspectos de esta interpretación cosmológica del Aquinate. Todas las cosas visibles o invisibles tienen en común el ser, con su propia naturaleza. Dios a través de las naturalezas crea las especies, y en ellas se encierra su propia diversificación. Esto se opone a la teoría de la evolución de Darwin, pues manifiesta que Dios ha creado la especie "hombre" y su propio modo de diversificación. Todos los seres están orientadas a un fin, en especial el fin último que, es la bondad divina. Dios es la razón de ser de todo, y es necesario que la razón de orden hacia el fin que hay en las cosas preexista en la mente divina. Y esta razón de orden al fin, propiamente, es la providencia, que es el gobierno de la realidad como un todo.
Crear ex nihilo, es para Santo Tomás de Aquino algo infinitamente superior a producir un "Big Bang" con capacidad de producir el espacio-tiempo, la radiación energética primigenia y los elementos fisico-químicos neutros que producen un cosmos. Para Santo Tomás de Aquino "crear ex nihilo" es dar el ser a las criaturas. Lo cual es infinitamente superior a hacer existir, pues el ser de la cosa incluye la esencia, la naturaleza, el principio y la finalidad de la cosa, así como ser introducida la cosa en la necesidad del mantenimiento en su existencia y en su gobierno para que ésta llegue a alcanzar el fin para el que ha sido creado.
La analogía clásica del deísmo es la del reloj y el relojero: alguien ante un reloj piensa para sí «este objeto ha sido fabricado por un relojero», análogamente ante el universo piensa que ha sido creado por el Creador. Pero esta imagen se detiene ahí, el deísta no piensa que el relojero esté oculto, siguiendo la marcha de ese específico reloj, enviando a un criado para que le dé cuerda, ocupándose del engrase de los engranajes, ahora dejándole parar, luego aportándole cuidados especiales, luego sufriendo porque se retrasa, ...
La imagen de creación de Santo Tomás, va muchísimo más lejos que cualquier mente cartesiana haya podido imaginar nunca. En ella aparece el concepto de gobierno divino de las cosas. Todas las cosas tiene su finalidad dentro de la estructura global. A la bondad divina le corresponde no sólo dar existencia, sino llevar hasta la cima del fin a todas las criaturas. Esto se opone frontalmente a quienes piensan que todo o una parte del universo esté entregada al azar absoluto.
El primer efecto del gobierno es la conservación de las criaturas en el ser, es decir, el mantenimiento de su subsistencia, pues la criatura no tiene una subsistencia intrínseca, es decir, no tiene su propio ser en sí. El hombre, por ejemplo, en este universo físico no es poseedor de su subsistencia: existe hoy, pero mañana podría no existir. Su subsistencia es externa a él, le viene de Dios mismo. La criatura, por tanto, no sólo tiene una dependencia divina de su generación sino de su ser como tal. Pero Dios no sólo mantiene en el ser a las criaturas, también interviene en su actividad. Debido a los atributos positivos de Dios el universo que ha creado tiene por finalidad el Bien, la Bondad, la Belleza, ... y Dios intervine íntimamente en el universo como un todo, y cada cosa contenida en él, para que esto sea así. Los humanos no solemos entender esto, nos quejamos de que haya violencias, catástrofes, enfermedades, ... que ciertamente son un "mal", una aparente ausencia de bien, pero el nuestro es un enfoque limitado por: a) considerar sólo el bien parcial y no el global, b) considerar sólo un tiempo localizado y no la duración total, c) considerar sólo los aspectos corporales del hombre cuando el hombre es un compendio de cuerpo y alma, etc.
La distinción entre Dios y la criatura es lo que fundamenta esa intimidad Dios-criatura, porque implica el no hallarse ambos, ni sus correspondientes actividades, en el mismo plano. En la actividad humana Dios es causa primera, el hombre causa instrumental. A veces, el hombre se hace rebelde a esta dependencia, y combate el orden establecido. Estamos en un universo estructuralmente ordenado, pero muy frecuentemente nosotros somos los elementos desordenadores. Las criaturas del cosmos están ordenadas unas hacia otras, los menores hacia los mayores, así por ejemplo, los minúsculos roedores están aquí para ser presa de las aves rapaces, el pez chico para ser presa del pez grande, etc. Pero globalmente todas las criaturas se ordenan naturalmente hacia el hombre, y el hombre hacia Dios.
Pero todavía hay muchos más aspectos de esta interpretación cosmológica del Aquinate. Todas las cosas visibles o invisibles tienen en común el ser, con su propia naturaleza. Dios a través de las naturalezas crea las especies, y en ellas se encierra su propia diversificación. Esto se opone a la teoría de la evolución de Darwin, pues manifiesta que Dios ha creado la especie "hombre" y su propio modo de diversificación. Todos los seres están orientadas a un fin, en especial el fin último que, es la bondad divina. Dios es la razón de ser de todo, y es necesario que la razón de orden hacia el fin que hay en las cosas preexista en la mente divina. Y esta razón de orden al fin, propiamente, es la providencia, que es el gobierno de la realidad como un todo.
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