viernes, 21 de mayo de 2010

Microevolución, clases, especies

Dios hizo las bestias salvajes de la tierra
según sus especies,
y los animales domésticos,
según sus especies…
(Gen 1,25)

Debemos aclarar el significado preciso en zoología de la palabra ‘especie’, pues de aquí nacen muchas confusiones, incluso a mi me parece que un porcentaje grande de personas honestas ha sido seducido por el evolucionismo al no entender bien este concepto. Los creacionistas, confiando en la inerrancia de la Biblia, mantenemos que Dios creó las plantas y animales de acuerdo a sus ‘clases’ (“mîn”). Así está escrito en el Génesis (Gen 1, 12; 1,25; etc.). San Jerónimo en su traducción de la Vulgata utiliza dos palabras latinas sinónimas, ‘genus-genere’ y ‘species’, para la única hebrea “mîn” que es la utilizada por Moisés en el Génesis. Santo Tomás de Aquino en la Summa utiliza la primera, que en español se acostumbraba a traducir por “genero”, pero modernamente por “especie”. Para un uso científico del término “mîn” se aconseja traducirlo por “clase” (en inglés, ‘kind’ o ‘class’).

La importancia de ello es que ya no tiene el mismo significado “clase” o especie (utilizado por los creacionistas) que “especie” (utilizado por los evolucionistas, que son mayoría). ‘Clase’ es aquello que Dios creó en el Principio, sin embargo, la palabra ‘especie’ se ha ido adulterando desde Darwin, hasta el punto de ya no ser sinónima de ‘clase’. Uno de los argumentos que utilizan los evolucionistas, con ánimo de burlarse de la Biblia, es decir “que en el Arca de Noé difícilmente podrían entrar las millones de especies de animales”.
En la figura 1, vemos un esquema de la morfología de las especies tal como la conciben los evolucionistas. La diversificación tiene la “forma de árbol”. Todas las especies teniendo un ancestro común, el tronco del árbol, del cual van surgiendo las diversas ramificaciones. Para un evolucionista no hay límite al número de especies, éste podría incluso ser infinito. Pero los evolucionistas no sólo tienen su imagen paradigmática de la morfología de las especies (figura 1), sino que también hacen creer a los incautos que el creacionismo defiende el fixismo de las especies, esto es, que cada especie es fija e invariable, con lo cual dan una imagen distorsionada de la creación especial, es la “forma de césped” (figura 2), en la que no aparece ni un solo árbol.
En realidad, esta visión fixista de la creación, fue defendida por el anticristiano Charles Lyell, mentor de Darwin, contradiciendo la taxonomía de Carl Linnaeus que era hasta entonces el paradigma de la ciencia cristiana. El cristianismo siempre ha defendido que las clases no son fijas sino que son fuente de diversas sub-especies, pensemos en las diversas razas de perros, pues por experiencia es bien conocido que hay variantes en la raza canina, según los países, climas, dietas, etc. Incluso, el lobo, el coyote y el chacal pertenecerían a la misma clase canina originaria.

Existe otro término utilizado hoy, “especie biológica”, que significa una población de organismos distintos que pueden cruzarse entre sí para obtener descendencia hibrida fértil pero que no puede hacerlo con otra especie distinta (ver arriba la imagen del ‘cebrasno’[1]) . Esto nos puede dar una idea de lo que representa la “clase originaria”, una naturaleza animal creada llevando en su código genético la diversificación y la especiación en un sentido amplio, de tal manera que la clase estaba sabiamente diseñada para adaptarse a un extensísimo número de entornos y situaciones, del inicio y de los tiempos posteriores. El día 6º terminó la creación de animales, llevando cada animal en sus genes la maquinaria para producir en los sucesivos siglos otros individuos dentro de los amplios márgenes diseñados por el creador.

Se podrían establecer criterios de pertenencia una clase tales como los indicados por el microbiólogo alemán Dr Siegfried Scherer [2]:
1. Dos individuos pertenecen a la misma clase si son capaces de hibridizar.
2. Dos individuos pertenecen a la misma clase si hibridizan con un mismo tercer organismo.


En definitiva, el diagrama de la morfología creacionista es en forma de jardín con árboles (figura 3).

Noé no necesitó llevar a bordo del Arca millones de animales, sino sólo una pareja de cada árbol. La diversificación (especiación) de una clase en subespecies, a través de diversos procesos, incluida la selección natural, es lo que podemos llamar microevolución, la cual no conlleva una ganancia en la información del código genético. Más bien sucede lo contrario, el código genético va perdiendo información con el paso del tiempo, y va degenerando poco a poco.

El término ‘evolucionismo’ principalmente hace referencia a creencias filosóficas. Y desgraciadamente, en los tiempos que vivimos, son mayoría los que defienden irresponsablemente que la evolución en sentido de la figura 1 “es un hecho” (macroevolución), y no porque posean una sola prueba de ello, sino porque no toleran explicaciones contrariando esa cosmovisión. Para algunos fanáticos, el simple reconocimiento de una dimensión creativa en el mundo, les parece cosa anticientífica y digna de ser despreciada y censurada. Ha quedado demostrado que la investigación científica para los presuntos mecanismos de macroevolución es infructuosa, sin embargo, al estar por medio una fe en el “hecho” de la evolución, tan pronto como queda desacreditado científicamente uno de estos mecanismos, ellos se apresuran a sustituirlo por otro, y posteriormente por otro, como en un cuento sin fin. De esta manera algún autor[3] ha definido al evolucionismo como una fe en el “mito de la evolución”.

NOTAS:


1. El cebrasno es un équido hibrido de asno y cebra.
2. Sherer, S., “Basic Types of Life” p. 197. Año 1993.
3. Gerard J. Keane en “Special Creation Rediscovered”. The Kolbe Center for the Study of Creation

2 comentarios:

  1. Entiendo, eso explica lo del diluvio, pero ¿se puede saber exactamente cuántas clases de animales entraron en el arca de Noé?

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  2. Principe Lord Nicus,

    El famoso escritor creacionista John Woodmorappe ha realizado un análisis sobre el Arca de Noé, su capacidad, etc y las especies animales que tuvieron que entrar, que él estima en unas 8000, o sea 16000 animales no necesariamente adultos. Puede leerse un articulo suyo del CMI en:

    http://creation.com/how-did-all-the-animals-fit-on-noahs-ark

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