El Creacionismo evolutivo es una herejía

"Jesus and the Thieves" by Michael O'Brien

En los últimos 50 ó 60 años se ha extendido entre muchos católicos la falsa creencia de que es posible defender alguna forma de evolución (evolución deísta, creacionismo evolutivo, creacionismo progresivo o ‘Diseño Inteligente’ inespecífico) y seguir estando en comunión con la Iglesia. Esto no sólo es falso y terriblemente dañino para la fe católica, sino que –hay que decirlo claramente- es una herejía que está demoliendo el eje doctrinal católico desde la raíz más profunda, al abandonar completamente la confianza en la Palabra de Dios para ir a rendirse a las opiniones de científicos neopositivistas.

Un ejemplo de ello le he visto recientemente en el blog de Infocatólica, http://infocatolica.com/blog/razones.php, mantenido por el laico Daniel Iglesias, quien durante el mes de Julio ha venido escribiendo ocho posts sobre “Creación y Evolución” defendiendo posturas cercanas al “creacionismo evolutivo”. Yo en un par de comentarios, además de reafirmar la inerrancia de la Biblia, le expliqué que los Padres de la Iglesia, la Tradición Católica y el Magisterio siempre han considerado el “Creacionismo especial” (creación “ex nihilo” en 6 días naturales) como la única doctrina de la Iglesia sobre este tema, además varios papas han suscrito anatemas para quien la niegue específicamente. Daniel Iglesias me contestó diciendo que “es falso que la creación especial sea la doctrina de la Iglesia Católica” y luego añadió:

Para interpretar correctamente Génesis 1 hay que tener en cuenta su género literario y la cultura de la época; pero ante todo se ha de tener en cuenta que la verdad que la Biblia transmite sin error es una verdad de orden religioso y salvífico, no científico. El autor principal de la Biblia, al inspirarla, no nos quiso revelar la ciencia cosmológica o biológica, sino el misterio de Dios y del hombre, el camino de la salvación.

Donde se mezcla verdades con alguna herejía que conviene aclarar. Es cierto que “Los escritores de la Biblia no buscaban penetrar los secretos de la naturaleza sino indicar lo que es útil para la salvación” (C.I.C. 110). También es cierto el primer párrafo de arriba, o sea, que hay que tener en cuenta los géneros literarios utilizados. Pero es falso decir que la Biblia sólo es inerrable en el orden religioso “pero no en el científico”. Esa es precisamente la herejía de Galileo, por la cual fue justamente condenado[1], y es un error muy extendido entre los católicos, su procedencia es el modernismo protestante y la “Alta Crítica” . En realidad, el Génesis es un libro científico, que trata de cosmogénesis, historia de la saga humana, la verdad del hombre, su vocación y destino, historia del pecado, del diluvio y de la formación de las naciones. A partir de Gen 12, se concentra en la historia de los patriarcas. En general, todos los Padres de la Iglesia hacen una interpretación literal de Gen 1-11, pues como también dice León XIII en Providentissimus Deus: Debe seguirse el sabio precepto dado por San Agustín: «No apartarse en nada del sentido literal y obvio, como no tenga alguna razón que le impida ajustarse a él o que haga necesario abandonarlo» (P.D. 33). Nadie, salvo los herejes, han encontrado jamás motivo alguno para apartarse del sentido literal expresado en Gen 1-11.

A continuación coloco una lista de algunos puntos doctrinales que, a mi entender, contradice este creacionismo evolutivo y creacionismo progresivo. (CIC: Catecismo de la Iglesia Católica. TMH: Las 30 tesis de Miss Haigh).

• “Dios solo creó ex nihilo todas las cosas en sus completas substancias, desde la nada, en el comienzo. ” (CIC Nº 290, 296, 297; TMH Nº 1, 2, 3 y 5)

Ya negar esto es negar un artículo de fe de la Doctrina Católica y situarse fuera de la comunión de la Santa Iglesia. Los evolucionistas deístas (y creacionistas progresivos) atribuyen la creación de nuevos seres y nuevas especies a los procesos naturales de una supuesta evolución, pero la creación es un acto divino anterior a que puedan darse los procesos naturales.

• “Dios ha creado un mundo bueno” (CIC Nº 299; TMH Nº 7)

Pero ¿cómo se puede calificar ‘bueno’ a un mundo en el que abundan las cacerías cruentas de los depredadores contra los indefensos?, ya sean hombres o animales los cazados o los cazadores. Algo se nos remueve en las entrañas al contemplar a un indefenso cervatillo cazado por un león, mil veces superior en fortaleza y fiereza. Algo nos dice que esto no puede ser así en un mundo bueno, y sin embargo es esto lo que debería haber sucedido en tiempos anteriores a la Caída de Adán y Eva según el evolucionismo deísta y el creacionismo progresivo.

• “La relación tomista de creación no soporta ninguna teoría de creación continua. La Creación no es un proceso sino un Acto de Dios” (TMH Nº 12, 13 y 16)

En la visión evolucionista deísta la creación ocurre dentro ya del orden natural, donde acontece todo el proceso de sucesivas etapas, sin embargo la Creación es un acto divino ad extra en el que se establece todo el orden natural y el sobrenatural desde donde pueden emanar tanto los procesos milagrosos como los procesos naturales. Así, por ejemplo, en el sexto día de la Creación, Dios creó instantáneamente al hombre desde el polvo, completado con todas sus estructuras, sus organismos, sus células, sus funciones orgánicas y sus potencialidades físicas, mentales y espirituales disponibles desde ese instante. Es decir, Dios creó la esencia del hombre, como anteriormente lo había hecho con las esencias de las plantas y de los animales. En ella está la capacidad de reproducirse según las ‘especies’, en el sentido de ‘especie’ como un amplio grupo de individuos con capacidad de aparearse entre ellos, y adaptarse a los muy diversos tipos de hábitats esparcidos por el mundo.

• Por el pecado de Adán y Eva el hombre se convirtió en sujeto de muerte y de dominio del Diablo. (CIC Nº 390, 396, 400, 401; TMH Nº 23, 24, 25 y 26)

Según el evolucionismo deísta (y el creacionismo progresivo) aparecen fósiles de hombres de cientos de miles de años de antigüedad, lo cual significa que la muerte y la fornicación estaban presentes antes del pecado de Adán (hace 6 milenios).

• La inspiración divina y la inerrancia de la Biblia (CIC Nº 116; TMH Nº 28)

Si los primeros 11 capítulos del Génesis, que dan cuenta de la Creación, la antropología, la Caída, el origen de las naciones, el Diluvio Universal y la Torre de Babel no son literales, sino que son narraciones poéticas con un significado sólo desentrañable por los especialistas científicos, a pesar que el propio Jesús y sus apóstoles las creen literales… entonces ¿de qué otras partes de la Biblia también habría que descartar su literalidad?. Ésta es una cuestión muy pertinente para el evolucionismo deísta (y para el creacionismo progresivo)… ¿Quizás habría que ser descartada la literalidad de Mt 26,26-28 como indicación precisa de la Transubstantación del pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo durante la consagración de la Santa Misa?.

• Respecto a la comprensibilidad de la Palabra de Dios (CIC Nº 116; TMH Nº 30)

Si estos primeros 11 capítulos del Génesis no significan lo que claramente describen, y hasta Cristo, los apóstoles y todos los Padres de la Iglesia han fallado en comprender; por el contrario deberían interpretarse de tal manera que encajen en la cosmovisión evolucionista, ¿cómo, entonces, los diversos aspectos de Jesús, su vida, sus milagros, su predicación del Reino, su dominio sobre los demonios, su muerte y su resurrección… conoceríamos si también deben ser “reinterpretados” para reconciliarlos con tesis científicas actuales o del futuro?.

• Desde la creación del mundo, lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, se manifiesta a través de las criaturas (CIC Nº 286; Rom 1,20)

En el darwinismo siempre está escondida la pretensión de explicar la historia de la vida en términos puramente naturalistas, sin recurrir a lo sobrenatural o lo divino. Si en la Creación Dios ha utilizado la evolución, que es un naturalismo, ¿cómo puede ser percibida claramente su eterno poder y su divinidad en la creación naturalizada?

NOTA


1. Un error modernista, muy común hoy entre los católicos, pero que no concuerda con el Magisterio, por ejemplo: «…todos los libros que la Iglesia recibió como sagrados y canónicos están escritos totalmente y enteramente, con todas sus partes, al dictado del Espíritu Santo; y está tan lejano de ser posible que cualquier error pueda coexistir con la inspiración, ya que la inspiración no sólo es esencialmente incompatible con el error, sino que lo excluye y lo rechaza tan absolutamente y necesariamente como es imposible que Dios mismo, la suprema Verdad, pueda pronunciar aquello que no es verdad» (León XIII en Providentissimus Deus 1893).