Con el artículo de Guy Berthault [1] en "Lithological and Mineral Resources" (2009)[2], órgano de la Academia Rusa de Ciencias, se ha puesto fin a la escala de tiempo geológica clásica. A partir de ahora, mantenerla es ir contra la evidencia científica, sus gigantescas épocas ya no tienen sentido. Hay que regresar a la teoría Neptunista.
En 1687 el médico y naturalista danés Nicolai Steno (también llamado Niels Stensen) tras realizar un intenso estudio de campo a través de cuevas, minas, fallas, etc. escribió un libro, de complicado titulo[3], en el que proponía las leyes básicas de la estratigrafía: 1) Cada estrato ha sido formado al depositarse un fluido sobre una superficie subyacente. 2) Cada estrato es continuo y aproximadamente horizontal. 3) La superposición de los estratos se realiza a través de las edades. 4) Cualquier desviación es debida a alteraciones posteriores, terremotos, erupciones volcánicas etc. En 1785 James Hutton, considerado el fundador de la geología moderna, hizo modificaciones a esta hipótesis, indicando que el interior de la Tierra está caliente y que ese calor es el motor que impulsa la formación de nuevas rocas, pero mantenido la idea básica de Steno de la superposición y continuidad de los estratos por todo el mundo. Esta teoría se denominó Plutonista en contraste con la Neptunista, que hasta entonces consideraba que todas la rocas se depositaron a la vez en el transcurso de una inmensa inundación, el Diluvio Universal. En 1830, el escocés Charles Lyell observó los restos que se iban depositando en el agua, en Auvergne (Francia), y estimó que anualmente se depositaba un microestrato de espesor inferior a un milímetro. Esto llevaba a concluir que las formaciones de estratos habían necesitado millones de años. La identificación de estratos por los fósiles que contienen, realizada por geólogos como William Smith, Georges Cuvier, Jean d'Omalius d'Halloy ... a principios del siglo XIX, posibilitó dividir la historia de la Tierra, según ellos, con gran precisión. También les permitió correlacionar los estratos a lo largo y ancho del mundo. Estos geólogos pensaban que si dos estratos distantes en el espacio o diferentes en su apariencia contienen los mismos fósiles, tenían la práctica seguridad de haber sido depositados al mismo tiempo. Los estudios comparativos de los estratos y fósiles de Europa que se realizaron entre 1820 y 1850 dieron lugar a la secuencia de períodos geológicos que se ha estado utilizando hasta el día de hoy.
Los organismos de una célula "primitivos" se suponía que habrían evolucionado de el Precambriano y que toda la familia (Phyla) de animales evolucionó en el período Cámbrico, incluso los vertebrados. La era Mesozoica habría sido la era de los grandes reptiles, con aves y mamíferos proliferándose en el Período Terciario. Esta escala especula que el hombre evolucionó en la época del Pleistoceno del Período Cuaternario, o en la época Pleistocena del próximo Terciario. Estas eras están tabuladas en coloristas tablas que relacionan capas con épocas millonarias de años. Pero faltaba un detalle, esta especulación no había sido probada nunca en un laboratorio, algo comprensible pues en los siglos XVIII y XIX no tenían la tecnología necesaria para realizarlo. Mientras tanto los paleontólogos, al encontrar un fósil en un determinado estrato, consultaban en la columna geológica[2] y extraían de ella la millonada de años de antigüedad para dicho fósil.
En 1980, el mismo año en que los paleontólogos admitieron su fracaso en la búsqueda de los eslabones perdidos, en el estado de Washington (USA), tuvo lugar una gran erupción volcánica. El volcán Mount St Helens[4] explotó. Esta catástrofe local proporcionó un laboratorio sedimentológico natural. La primera explosión fue lateral, lo cual unido a un corrimiento de tierras ocasionó que el agua del Lago Spirit se proyectase hacia la cima de una montaña próxima. Al volver a bajar, el agua arrastró la ladera entera. La aglomeración del material trasladado era de un espesor de hasta 100 metros. Detrás de este material se acumuló el agua mezclada con ceniza volcánica, formando un nuevo lago. Al cabo de unas semanas, la presión ejercida por este agua “lechosa” sobre el nuevo terreno ocasionó la ruptura de éste y el vaciamiento del lago. El derramamiento de esta agua lechosa por el valle causó más daños que la propia erupción inicial. Apareció un cañón de 40 metros de profundidad en el nuevo terreno. Cuando todo se estabilizó, resultó que la masa terrestre recién acumulada había formado capas. Y he aquí que se produjeron estratos horizontales. Si no fuera por el hecho de que sabemos que la acumulación ocurrió aproximadamente en 36 horas, mediante la columna geológica dataríamos estos estratos en millones de años. Esta catástrofe movió a los científicos a estudiar el mecanismo de formación de estratos en laboratorios hidráulicos.
Cuando el agua arrastra una mezcla de varios materiales, va segregándolos durante el proceso. Esto puede observarse cómodamente tras una ventana en el laboratorio. El mayor de estos laboratorios pertenece a la Universidad del Estado de Colorado, y es allí donde se han hecho los descubrimientos más importantes en este campo. Esto ha llevado al desarrollo de una nueva disciplina, la Paleohidráulica. Se puede intentar reproducir en laboratorio las condiciones hidráulicas que actuaron sobre las mezclas de material recogidas en el campo para obtener secuencias estratigráficas similares a las de la naturaleza. Por las simulaciones realizadas en laboratorio queda probada definitivamente la falsedad del paradigma estratigráfico de la columna geológica. Los estratos no están asociados a ninguna cronología. Lo que realmente resulta es que cuando el agua arrastra algo, primero suelta los elementos más pesados, después los medianos y finalmente las partículas más pequeñas, que circulan por encima de las mayores alcanzando un desplazamiento más largo . Este derrame de materiales ocurre simultáneamente, no es necesario millones de años. El resultado de una inundación es que lo que se transporta más lejos se deposita más lejos y en consecuencia más profundamente. La reducción posterior de la velocidad de la corriente provoca que las partículas pequeñas se depositen finalmente. En realidad, un cambio en la velocidad de la corriente hace que se forme una capa encima de otra ya depositada, en oposición manifiesta a las leyes de Steno. La columna geológica está, por tanto, basada en principios erróneos, y las conclusiones extraídas de su escala quedan completamente invalidadas.En los experimentos llevados a cabo en el laboratorio, se observa que las partículas se ordenan según su tamaño. Al mezclar granitos finos de cuarzo (de tamaño 'arena'), con trozos de calcita y piedras de carbón, se observa que las partículas finas se interponen entre las partículas bastas, que circulan rodando. De esta manera se obtiene el orden a nivel de microescala. En aguas serenas, el depósito continuo de sedimentos heterogranulares hace surgir laminas, que desaparecen progresivamente a medida que se incrementa la altura de la caída de partículas en el agua. En aguas con fuerte corriente, aparecen muchos tipos relacionados de laminación. Modulando en el laboratorio la velocidad de la corriente, se puede llegar a conseguir la superposición de partículas segregadas deseada. O viceversa, de acuerdo a la configuración de los estratos se puede estimar las corrientes de agua que los han producido.
Con la experiencia del estudio de los depósitos de los deltas de los ríos, así como de los experimentos realizados por Guy Berthault en el laboratorio hidráulico, el geólogo Steve Austin se dispuso a estudiar el "Gran Cañón" del río Colorado (ver la imagen de arriba), una estructura geológica que se extiende por varios cientos de kilómetros, con una profundidad que llega hasta los 600 metros. Concentró su investigación en la formación llamada Tonto Group. Las conclusiones del análisis paleohidráulico de esta estructura mostraron que su formación, no llevó los 13 millones de años que indica la columna geológica, sino que surgió en menos de cincuenta días. Austin indica que si se reconociera el error de la columna geológica, entonces podría explicarse por qué la misma clase de sedimento se habría depositado continuamente durante cientos de miles, o millones de años, algo que ahora no es comprendido. Para él, está claro que la formación de esta masiva estructura rocosa, junto a la enorme acción erosiva, es consecuencia directa del Diluvio de Noe. En su trabajo, Austin explica detalladamente la formación de cada estrato, indicando la procedencia de los detritos, la velocidad de la corrientes, etc.
NOTAS:
1. Guy Berthault viene experimentando la deposición de sedimentos producidos por el flujo de corrientes de agua, en el laboratorio hidráulico (Fort Collinns) de la Universidad del Estado de Colorado .
2. Berthault G., Analysis of the main principles of stratigraphy on the base of experimental data. "Journal of Lithology and Mineral Resources", Institute of Geology, Russian Academy of Sciences. (Vol. 37. September/October 2002, pp 442-446).
3. El título del libro es De Solido Intra Solidium Naturaliter Contento Dissertationis Prodromus. Llamado "el Prodromus".
4. La erupción tuvo lugar en la mañana del 17 de mayo de 1980..
¿Conoce el sitio http://www.sedin.org/? Tiene cosas muy interesantes. Un saludo en Cristo Rey y María Santísima desde Argentina
ResponderEliminarSí he leído parte de la información que tienen puesta en SEDIN. Es interesante.
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