viernes, 18 de febrero de 2011

Un pieza maestra del geocentrismo

El mecanismo de Antikythera

Si consultásemos las enciclopedias para buscar las principales causas del avance de la ciencia y la tecnología, no sería nada extraño encontrarnos con frases de este estilo: “Puede considerarse que la Revolución Científica comenzó en 1543, el año en que Nicolás Copérnico publicó su De Revolutionibus Orbium Coelestium...". Pero esto no sólo es falso sino que exactamente lo opuesto es la verdad.
Porque en realidad la revolución científica y tecnológica que se dio en Europa en la antesala del Renacimiento, lejos de tener su origen en el heliocentrismo, surgió cuando el hombre tuvo un conocimiento pleno del mundo geocéntrico y la consiguiente aplicación práctica de este saber. Para convencerse de ello, habría que rastrear la historia de los dispositivos mecánicos (autómatas) que comenzaron a florecer de manera especial en la Europa del alto Medievo. Esos mecanismos, verdaderamente asombrosos por el ingenio que derrochan, son herencia de la artesanía medieval surgida de la relojería. Y la tecnología de relojería, a su vez, fue una rama del arte de la aplicación de la tecnología mecánica compleja con el fin de resolver las necesidades relacionadas con la astronomía geocéntrica. Toda esta antigua tradición tecnológica, aunque fue perdiéndose, puedo sobrevivir en planos y maquetas, y fue trasmitida por los árabes a la Europa occidental al comienzo del Renacimiento. La estrella de esta tecnología es el llamado “mecanismo de Antikythera”.
Historia del mecanismo de Antikythera
En el año 1901, en las proximidades de la isla griega de Antikythera, unos submarinistas descubrieron los restos de un antiguo barco de carga romano hundido. Las exploraciones posteriores tuvieron como resultado el hallazgo de estatuas, joyas, cerámica, vinos, antiguas monedas etc. que permitieron fechar la carga como perteneciente al siglo I a. C. Pero lo más valioso, desde la perspectiva científica, era un conjunto de piezas metálicas corroídas, pero bien ensambladas, formando un misterioso mecanismo que se dio en llamar “mecanismo de Antikythera”, en la actualidad se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional Griego de Atenas. Al principio, nadie conocía exactamente para qué fue utilizado ese artilugio, aunque su complejidad era manifiesta, provisto de dos agujas frontales y treinta y tantos precisos engranajes en forma de ruedas dentadas de diversos tamaños.  
En el año 1974 apareció la primer descripción detallada del mecanismo, realizada por el famoso historiador de la ciencia Dereck De la Solla Price, quien lo denominó “calculadora astronómica griega”. Price descubrió que el mecanismo tenía un eje central sobre el que giraban todas las piezas, y decidió realizar una réplica sobre 61 ruedas dentadas. Teniendo en cuenta el número de dientes de las ruedas, y observando la forma en que se engranaban concluyó que los ratios de las ruedas podrían asociarse con parámetros astronómicos conocidos. Las manecillas frontales indicarían la posición del sol medio y de la luna media sobre el zodiaco. Los otros 5 planetas conocidos por los antiguos griegos también estarían representados -día a día- sobre círculos y epiciclos que se proyectarían sobre la eclíptica, siguiendo las teorías geocéntricas de aquel tiempo.
Poco después se formó un grupo internacional de investigación del artilugio, el Antikythera Mechanism Research Project Group compuesto por algunos astrónomos, matemáticos, historiadores de la ciencia, arqueólogos, etc que han venido realizando estudios, radiografías, tomografías computarizadas, etc. basándose en ello se han hecho reconstrucciones del mecanismo (en diversas versiones según cada autor). Estos nuevos análisis del mecanismo han permitido a Michael Wright, cuidador de la ingeniería de mecanismos del Museo Científico de Londres, en colaboración de Allan Bromley, científico experto en computación de la universidad de Sydney, realizar importantes avances en la compresión del mecanismo de Antikythera. Encontraron la posición correcta de cada engranaje y el número correcto de dientes, que en el caso de Price habían sido más bien especulados, pues faltan algunas piezas vitales del mecanismo. Wright descubrió también el claro indicio de un eje fijo en el centro de la rueda principal del mecanismo. Esto es indicativo que el mecanismo se diseñó específicamente para reproducir en forma precisa los movimientos planetarios en sus epiciclos desde la perspectiva geocéntrica. Los antiguos griegos reconocían que el universo era geocéntrico, y como se deduce de este sofisticado mecanismo, fueron capaces de entenderlo tan profundamente, como para reproducir los movimientos combinados del sol y de la luna así como los de los planetas Mercurio y Venus.
Puede leerse más en:
Donde encontrarán perfectas descripciones, gráficos y animaciones del mecanismo.

3 comentarios:

  1. Buenas noches.
    En otros escritos sobre el mismo tema(por ejemplo: http://martinhel.blogspot.com/)aseguran por el contrario que el mecanismo confirma el conocimiento de la teoría heliocéntrica en Grecia. "en el tercer siglo ntes de Cristo el astronomo griego Aristarco de Samos ya tenía una idea del heliocentrísmo. Unos 1800 años antes de Copernico. Quizas en este aparato se vean eflejadas sus ideas del Universo". Podría ser más claro en cuanto a su punto de vista?. Muchas gracias y saludos fraternos.

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  2. En efecto, Aristarco de Samos, en el siglo III antes de Cristo, mantuvo que el sol y no la tierra era el centro de rotación de todos los planetas. El tratado en que Aristarco escribió su hipótesis heliocéntrica se ha perdido, pero es conocido por algunas citas de Arquímedes (que fue contemporáneo suyo) y de Plutarco. Pero no parece que Aristarco tuvo muchos discípulos, el único mencionado en la literatura clásica es un tal Seleuko, un babilonio que vivió un siglo más tarde. El propio Aristóteles depuró la ciencia de su tiempo eliminando las desviaciones tales como la “tierra plana” o el “heliocentrismo”, que no concordaban con lo que realmente se observaba.
    Esto significa que “la revolución de Copérnico” no fue nada novedosa. Por otra parte, esto también es una muestra de cómo algunos científicos, en lugar de descubrir una verdad por primera vez, se han dedicado a cocinar un antiguo error presentándolo como un gran descubrimiento.

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  3. Lo que no comprendo es cómo el mecanismo funciona basado en el geocentrismo.

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